martes, junio 08, 2010

Las penas vuelven con las letras y los despojos



Otra vez las veredas grises del asfalto buscando aquel lugar donde desembarcan las ilusiones de los colonos que dejé atrás, allá en el valle fértil. Los dinilisyos oxidados que esperan nuevos años de gloria, en silencio y abandonados, cuentan las mismas historias que los “hijos del óxido” que moran en mi pueblo. De los despojos industriales también asoman verdades y angustias, más humanas y profundas que los llantos solitarios y egoístas. Me hablan del pasado argentino, de sus traiciones  y  heridas, letras del valle fértil escritas con la sangre de los hijos mejores.
Y  la misma  historia triste: los despojos y las letras, impotentes por el destino trunco, escondidos para los ojos distraídos, lloran la historia traicionada y desoída. Los despojos y las letras, viven en las lagunas grises de la memoria, lloran en lo profundidad del alma.
 Parece que los secretos que se ahogaron en el Mar son inconmensurables, como su existencia misma, eternos también en el infinito.

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